Etimología,
etanol y mitos folklóricos
Si
indagamos etimológicamente (no "etílica-mente") en la
palabra "genio", tenemos que remontarnos a la mitología
semítica (de Medio Oriente). Podría invocar directamente a los
musulmanes, pero los hebreos (hebreos, no ebrios) tienen mitos
similares. Es que son como Boca y riBer, Independiente y Racing, que
al principio eran un solo club y ahora están enfrentados a muerte.
La cosa es que en estas historias aparecen criaturas de carácter
mágico atrapadas en una lámpara, la historia más conocida, o
también en botellas, más comunes que la anterior. Bichos
sobrenaturales conocidos como "genios", espíritus de la
botella.
La palabra
"genio", que por lo menos en francés significa espíritu,
tiene un gran parecido con la forma anglosajona genie, cuya
pronunciación se asemeja al original djinn en árabe. Los djinn
figuran en el Corán y son los demonios de la botella de los mitos
musulmanes y judíos, habitantes de un mundo invisible para los
humanos, todopoderosos pero malvados en esencia, que una vez
liberados conceden deseos truculentos que terminan enredando al pobre
que los soltó de su prisión. Sólo invocando a Alá o pidiendo
ayuda a un santo rabino podían liberarse de ellos.
Ahora
hagamos un paralelo entre estos seres, la palabra "genio" y
"espíritu", porque las bebidas alcohólicas de alta
graduación se conocen en inglés como spirits, de donde nosotros
obtenemos aquello de "bebidas espirituosas". De hecho, el
"espíritu" de un vino suele medir su valor alcohólico (o
algo así).
Había
sido que Alá creó tres clases de seres inteligentes: los ángeles,
los genios y los hombres (lo cual también incluye a las mujeres,
no se pongan locas). Los genios compartirían con los humanos el
libre albedrío: es decir, pueden desobedecer a Alá. No así los
ángeles aunque al parecer eran como más capos que los otros. Hubo
un genio en especial, el orgulloso y arrogante Iblís, tan poderoso
que era considerado casi un ángel, y por esto mismo se negó a
postrarse ante Adán, el primer hombre, alegando que su clase había
sido creada “de la pura llama del fuego sin humo”, mientras que
los hombres fueron formados del mero barro. Y lo echaron del
paraíso. Alá tenía intenciones de castigarlo aún más, pero Iblís
pidió clemencia y su sentencia fue pospuesta hasta el Día del
Juicio Final. Iblís entonces se propuso llevarse a todos los
hombres al infierno con él, como venganza, comenzando con Adán y
su mujer, mal aconsejándolos para que desobedecieran a Alá al
tomar el fruto del árbol prohibido.
Es
entonces que Iblís es bautizado Shaytan, “el adversario” (muy
parecido a Satán), y al waswas (que no es el equipo que dirigió
D10S en Dubai), “el murmurador”, pues murmura en los oídos de
hombres y mujeres inoculándoles la dulce tentación de pecar... Así
que, según mí, deberían de haberlo llamado “el tentador”, y el
alcohol también lo es (no soy alcohólico, eh!), porque desinhibe,
libera de las ataduras morales, que llevan a "pecar". Y
ahora, lo increíble viene cuando añadimos que los musulmanes tienen
prohibido el consumo de alcohol, no se si tendrá que ver con todo
lo anterior.
Caete de
culo
Según los
mitos, los genios comparten el mundo físico con los seres humanos y
son tangibles, aunque su característica principal es ser invisibles,
también puedan adoptar diversas formas. Tienen la capacidad de
influir espiritual y mentalmente sobre los humanos. En la mitología
mesopotámica, están asociados al ámbito divino, si bien no pueden
considerarse dioses, sino principalmente, guardianes o seres
tutelares de lugares donde los hombres no debían tener acceso.
Existen seres similares en casi todas las culturas del mundo, a
veces con características de duendes y otros seres mitológicos
elementales de la naturaleza, que pueden atacar o ayudar al ser
humano; y otras donde encarnan el papel de deidades, como el panteón
de dioses vudú, a quienes suelen llamar LOS INVISIBLES. Otra
religión africanista como la Umbanda (y variantes) suelen canalizar
a través de una persona a los Orishas. Este tipo de posesión
incluso tiene un nombre en el mundo árabe: maynun, literalmente,
poseído por los genios.
Según el
Corán, la única persona que llegó a controlarlos fue Suleymán el
Sabio (el mismo rey Salomón de los cristianos). Se supone que
tenía uno detrás de su trono susurrándole sabiduría, de ahí su
proverbial juicio. Construían palacios para él y también formaban
parte de su ejército. En Marruecos los que buscan la bendición de
Alá adoran a un genio llamado Sidi Shamharush, que vive de día bajo
la forma de un perro negro y por la noche adopta apariencia humana.
La mitología guanche de las Islas Canarias deriva de los bereberes
africanos, por esta razón también tienen genios en sus mitos. Pero
es en las culturas occidentales, no influídas por el Islam, donde
más sorprende encontrar análogos.
Los
griegos, por ejemplo, tenían al dáimon (parecido a daemon en
inglés). También eran llamados “poder”, “lo divino”, “el
que reparte”, “lo deforme”, “espíritu”. Las acepciones
relacionadas fueron compiladas en nueve atributos que los
relacionarían con estados de ánimos, emociones, voces interiores y
hasta con el destino. Los dáimones tenían una naturaleza animal,
una mente racional, un alma supeditada a pasiones, un cuerpo humano
etéreo y eran inmortales. Mismas características que los impulsivos
djinn.
La versión
romana del dáimon es el genius, espíritu protector (algo así como
los ángeles). Los genius eran los poderes que generaban la vida
(dii genitales) y acompañaban al hombre en ella. Cada hombre tenía
su propio genius como un segundo o el mismo espíritu, manifestándose
a veces como malvado y otras como benigno, y que en nuestra muerte
según su influencia, ascenderíamos a un estado de existencia más
alta o bien seríamos condenados a uno inferior. Según el profeta
Mahoma, toda persona tiene un genio como su constante acompañante
(él también lo tenía, pero el suyo, por gracia de Alá, solo lo
ayudaba a hacer el bien).
Para los
pueblos nórdicos, los elfos eran espíritus hermosos y poderosos,
quienes no estaban atados a limitaciones físicas, como los djinn, y
podían atravesar puertas y paredes. El cruce entre elfos y humanos
era posible en la antigua creencia nórdica, como lo demuestran los
niños fruto de violaciones de ambos lados. Una ley musulmana del
medioevo regulaba las condiciones relativas al matrimonio,
descendencia y herencia entre genios y humanos. Los elfos también
estaban asociados a espíritus protectores como los genius y los
dáimones.
Los elfos
nórdicos son muy similares a las hadas celtas del reino de los Áes
Sídhe (pronunciado Os Shi,) y no se trata de esos seres diminutos
con alas de mariposa), sino de seres semidivinos que viven entre este
y el otro mundo, duchos en el arte de la magia, con conexiones
importantes con la naturaleza y las deidades. Al igual que los elfos
pueden cruzarse con los humanos y a menudo buscaban hacerlo,
engañando a nobles caballeros para aparearse con ellos, o bien
robándose a los niños y suplántandolos por uno de ellos. En
algunos libros se menciona que las hadas hacen todas las cosas
inocentemente, aunque su comportamiento pueda llegar a ser
perverso.
Pero no
todo queda en la antigüedad
Porque
tenemos, por ejemplo, a los extraterrestres. Seres de la mitología
occidental contemporánea, acordes a la nueva religión: la ciencia.
Provenientes de otros mundos (ALF es una forma de la palabra “elfo”
en sajón antiguo), los cuales ya no vuelan, sino que serían
ocasionalmente vistos descendiendo de sus vehículos voladores.
Siempre son tecnológicamente superiores, o disponen de poderes
telepáticos y telequinéticos. Algunos son buenos y ayudan al
hombre advir-iéndolo sobre desastres ecológicos (como las hadas),
pero también suelen ser presentados como seres fríos y
calculadores, que secuestran gente durante las noches para hacer
experimentos o embarazan a mujeres para luego quitarles los hijos
(como las hadas). A veces se les atribuye el papel de salvadores de
la humanidad, plaga destructora e invasora, o simples observadores.
Tienen infinidad de formas (como todos los seres anteriormente
vistos).
ahora sí,
chau.
Fuente: Artículo publicado en el Fanzine bonaerense "La Rebelión de las Ratas" Número #28, año 2013. Ediciones Cuello de Cóndor.
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